Insistencias del Juego


La lotería es un juego en el que se bordea el azar de una y mil maneras. Está presente la noción del juego, que es parte de las diversiones con que la historia deja que pase el tiempo, con pasión y, por regla general, sin problema alguno. Ahora, pasados ciento treinta años, de que el empresario de la alimentación Clemente Jacques, creo la lotería actual, con sus cincuenta y cuatro cartas que representaban los elementos que definían una condición que correspondía a un buen número de ciudadanos de este país. Este recreo se convirtió en un esparcimiento que convocaba a un sinúmero de participantes en distintas reuniones y que daba la oportunidad de probar esa extraña condición que es el azar. Hecho que algunos científicos actuales ponen en duda, pues consideran que es necio propalar esa idea cuando los lenguajes binarios dominan el cerebro y el destino de cada uno de nosotros. Eso está por comprobarse.

El juego de la lotería que se presenta aquí forma parte de los esfuerzos de sesenta y nueve grabadores, entre los que destacan personajes del arte mexicano al estilo de Adolfo Mexiac, Mauricio Gómez Morín, Martha Flores, Octavio Cuéllar, Alejandro Alvarado, Gonzalo Becerra, Catalina Durán, Reynaldo Velázquez, Octavio Bajonero, Víctor Hernández y Fernando López, para mencionar sólo unos cuantos de los encargados de interpretar las cartas de la baraja. El trabajo que hay detrás de cada una de estas presencias habla de la imaginación y del sentido plástico que domina a cada uno de los participantes. Incluso, la convocatoria fue tan bien recibida que se incluyeron quince figuras que estaban fuera de las tablas tradicionales: el pan de muerto, la flor de cempazuchitl, el tamal, el molcajete, el chocolate, la catrina, todos ellas que podrían pertenecer a esta diversión que aún se juega en casas y ferias populares de la República Mexicana.
La lotería que armaron estos artistas tiene un sentido lúdico. Todos los participantes Apostaron para llevar a cabo su trabajo sin que desmereciera de las cartas tradicionales. Todo era un juego que al exhibirse se encuentra a merced de quienes lo observen y muevan sus fichas hasta encontrar al ganador de la partida. Se juega con ese ánimo de vencer y de colocarse por encima de otros de los ahí presentes que también tengan sus tablas, pero que al oír el grito de las cartas se vea como un triunfador. Estos entretenimientos fueron parte de la cultura, y por ello se continuaron luego de las luchas coloniales, de la Independencia y de la Reforma hasta llegar a nuestros días, aunque por ahora son diversiones en vías de extinción, ya que cada vez el azar aparece y desaparece en muchas de las ciudades donde antes se practicaba la lotería. Este juego tiene un punto a su favor, entre otros muchos logros, esto es que aunque los gritones callen y termine por desgracia; para olvidarse, quedará la referencia lograda por estos sesenta y nueve artistas que han convocado sus fuerzas interiores para dar sentido a las cartas de una baraja imposible. De este modo, será posible inventar una nueva diversión que alerte la inteligencia y ponga en alto el espíritu para nunca dejar caer una de las más bellas tradiciones populares. Ver estos grabados recordará la lotería convencional, sólo que con el esfuerzo de los creadores el juego se enriquece y consigue ser un llamado de atención para que esta propuesta lúdica permanezca sin sombra alguna, y que nunca termine una diversión que lo ha sido de hace ciento treinta años, y que todavía tiene cuerda para un rato más. Por todo esto debemos gritar: ¡Lotería¡